Fotoetnografía del amor: Una mirada desde la corporalidad y afectividad en las relaciones amorosas
Mariana Hernández MartínezPor cada 100 matrimonios en 2019 ocurrieron 31.7 divorcios, relación que se duplicó en la última década, de acuerdo con el INEGI.
Introducción
En la historia, la humanidad se ha enfrentado a distintos virus por lo cual uno de los métodos que ayudó a combatir las enfermedades contagiosas peligrosas en el mundo como el ébola, gripe aviar, peste negra, influenza, entre otros, fue el aislamiento. En México se estableció la Jornada Nacional de la Sana Distancia desde el 20 de Marzo 2020 por la enfermedad viral COVID-19 detectado a finales de febrero en el país. La campaña de salud es una emergencia sanitaria que consiste en el confinamiento social, o guardar la distancia en lugares públicos, para salvaguardar vidas y que la concentración de hospitales no sea excesiva.
El aislamiento es la salvación para disminuir los contagios, visto que el cuerpo es el primer medio donde se transporta y transmite el virus, a partir del contacto físico una persona puede contagiar el coronavirus hasta a tres personas provocando una cadena. Por lo tanto la cotidianidad ha cambiado y las afectaciones se han visto reflejadas en lo económico, político, biológico, y social por ejemplo en las relaciones interpersonales. Por ello, con este trabajo trataré de desarrollar la siguiente pregunta ¿Cómo se han reconfigurado las relaciones en la pandemia? (una mirada antropológica visual desde lo corporal)
El 14 de Febrero día de San Valentín salí con mi pareja a cenar, tras la charla y la memoria hablamos como la pandemia cambio nuestra vida amorosa y me hizo preguntarme ¿cómo las parejas la han pasado?. Hablemos del amor, en toda la expresión de la palabra tanto como la metáfora de la felicidad como la emoción y el sentimiento hasta las sensaciones de corporalidad.
Tal vez el mundo cotidiano se paralizó por un momento pero las parejas no dejan de amarse, de sentirse, de pensarse y de expresarse. Este hecho social de la pandemia ha reconfigurado tanto lo corporal como lo social en lo afectivo, me hizo pensar que el virus vino para quedarse y ante el caos hay que crear una nueva normalidad afectiva, un nuevo apapacho capturando con este material fotoetnográfico una percepción personal.
Lo corporal
La corporalidad es física, psicológica y social, en un análisis antropológico, el cuerpo se estudia desde su composición total desde lo individual que es psicológico, y lo social que es simbólico. A este último el cuerpo físico está sujeto por las estructuras simbólicas, o sea, la cultura es quien da sentido y significaciones a lo corporal. Si bien, es lo que nos diferencia de lo animal, cuando lo natural es acogido por la cultura porta el mundo social, donde “el cuerpo es materia inaceptable de prácticas sociales, representaciones de imaginarios” (Le Bretón, 2010;16-17).
Para Douglas se encuentra dos cuerpos que son el cuerpo físico y el cuerpo social; si bien coincide con la aportación de Marcell Mauss sobre las técnicas corporales donde menciona que “No existe un tipo de conducta natural. Toda acción lleva en sí la huella de un aprendizaje…”(1979:383). Las técnicas corporales según Mauss es lo aprendido, desde hábitos de higiene hasta saber pintar. Estas acciones son expresadas incorporadas en el cuerpo físico.
Douglas argumenta que “la expresión natural está, pues, determinada por la cultura” (1978: 93) bajo este precepto, hay que añadir que el cuerpo está controlado por la sociedad, ya que este define y ejerce su forma de expresión, provocando que el cuerpo tenga una descorporalizacion, éste lo encontramos especialmente en el ritual, donde la cultura se antepone con la naturaleza adquiriendo un atributo que se adhiere al medio por ejemplo en el aspecto de la jerarquización, refinamiento, especialización, etc. “El humano participa en las relaciones sociales no solo mediante su astucia, no solo mediante palabras y usos prácticas a través de una serie de gestos y mímicas que añaden comunicación (Le Breton, 2010:18).
La pandemia ha modificado las técnicas corporales, la nueva normalidad ha sustituido la cotidianidad, ahora en tiempos delicados como estos ha sido indispensable el cuidado a la higiene donde conlleva un proceso al salir a la calle como gel anti-bacterial, o jabón, usar cubre bocas, careta protectora, guantes, y al entrar como: limpiar todas las cosas que vienen de fuera, quitarse la ropa, desinfectar de pies a cabeza, evitar tocarse la cara, guardar la distancia con los otros o cuando saludas puede ser entre codos a codos o hacer mímica. Incluso no ver las sonrisas por el cubrebocas se ha cambiado la técnica y se ha pasado en gesticular un poco más los ojos para saber las expresiones emocionales,
Desde el afecto las técnicas corporales pueden ser aprendidas por la reproducción cultural es decir la televisión, telenovelas, música, poemas, pinturas que ilustran y expresan. “La manera de conocer al cuerpo es viviéndolo” (Le Breton, 2010). Entonces ¿cómo se vive y como se siente la pandemia? No solo las técnicas corporales han cambiado el cotidiano, sino también las emociones y los sentidos.
Tomando los sentidos
La corporalidad al ser sensorial donde se procesa la información de los sentidos, también es social cada información que se produce es gracias a la experiencia y el conocimiento, o sea, con la relación de lo social y el ambiente donde el campo de lo psicológico se desarrolla de habilidades. Por lo tanto, el cuerpo tiene una “comprensión de la relación del humano con el mundo” (Le Breton, 2010:17)
El uso de los sentidos es, ver, oír, sentir, oler, saborear, con respecto a esto Ardevol (2009) nos hace un enfásis en la importancia de todos los sentidos en el quehacer antropológico y en la vida misma, por ello, en mi cuarentena con Covid-19, nunca pensé lo significativo y el valor de contar con mis sentidos. Si bien cuando padeces del coronavirus los síntomas más comunes es dolor de cabeza, fiebre, entre otros incluyendo la pérdida del olfato y el gusto. Puede que la cuarentena haya cambiado mi percepción de la vida de un día para otro, dejando los malestares físicos, hubo un problema con los sentidos que me dejó impactada.
Los sentidos son con lo que cuentas para tener una percepción de la realidad y al perderlos puede causar depresión, no vuelves a oler y degustar igual, en algunos casos tardan en regresar algunos sentidos; ya que vuelve entre uno y seis meses, puede que vuelva normal o a veces se distorsiona. Por lo tanto, hay un cambio no solo corporal sino sensorial, pues atraviesa por la parte de la experiencia y la memoria sobre lo que podías oler y gustar.
Los sentidos te ayudan también a sobrevivir, tanto saber si la comida no está en descomposición, o identificar lo que comes en su esencia muy picante, salado o dulce, oler; si hay una fuga de gas o se quema la comida, incluso oler los fluidos corporales como la menstruación. De hecho cuando perdí el olfato tuve que recurrir a la memoria para saber cómo olía cada cosa, o incluso las personas -como el perfume que usa mi novio-. Esta multifuncionalidad se pierde y puede que te provoque tristeza, como dirían “la vida no te sabe igual”. La pérdida de los sentidos puede provocar en tú cuerpo la activación de otros sentidos, como tener más preocupación en lo que haces, estar más alerta en tú entorno.
En el distanciamiento, al no tener contacto físico también trae cambios con nuestras relaciones con las personas, que muchas veces están basados en los sentidos como tocar (abrazar, besar), oler (aromas que pueden se identificables como del puesto de tacos, los elotes), ver (las acciones y expresiones), escuchar (la voz, una canción, risas, el sonido del transporte público), estos sentidos son un todo que hace una experiencia de la realidad completa, y si pasas tanto tiempo sin salir puede que el exterior lo extrañes.
Lo emocional: afectividad e intimidad
Al hablar de emociones y sentimientos nos referimos a relaciones y significaciones desde lo psicológico que si bien lo modula lo social, en el caso del amor podemos adquirir formas distintas de explicaciones y metáforas sobre lo que significa. Depende de cada cultura en su diversidad relacional en cómo se transmiten las emociones. En esta cuestión lo tipo emocional tiene valor presencial en los ámbitos, laboral, domestico, escolar, salud, como en el amor. Al hablar de afectividad de convertir en experiencia interna cualquier contenido de conciencia. La naturaleza de la afectividad consiste en convertir toda relación en experiencia interna (vivencia). Y su finalidad, en dotar de significado personal los propios contenidos de la experiencia (Ulloa, 2014).
Por lo tanto el cuerpo es construcción cultural y es el espacio primario donde se instala, expresa y se percibe, como también es el lugar donde se porta la bacterias, virus y enfermedades.
México querido
Sabiendo todo esto podemos comprender mejor ¿la reconfiguración de las relaciones amorosas en la pandemia? Si hablamos de técnicas corporales también hablamos de expresiones y gestualidad ya se necesita para representar sentimientos y emociones. Donde el imaginario romántico está ubicado en la afectividad y la intimidad en el cotidiano, ahora bien, en el contexto de la pandemia, se vive en lo personal como; en las relaciones a distancia, afecto en la virtualidad, separaciones, violencia familiar, entre otras. Pero, lo personal es político, y como menciona María Luisa en tiempos de confinamiento lo que está bien se nota y lo que está mal y no se notaba, se comienza a notar, y si, ya que reorganizar el ámbito público como privado es tarea de arduas reflexiones constantes.
En México, las muestras de afecto en espacios públicos es parte del cotidiano, encontrarse en el paso de la vía pública como en la plaza, pabellón, metro, transporte, calles, restaurantes, etc.; observando a las parejas tomándose de la mano, abrazándose, o conversando. Sin embargo, en ocasiones puede que las caricias sobrepasen el código “moral” ya que pueden tener sanciones, es decir cuando una persona se encuentra ofendida puede informarles a las autoridades del acto ya que se considera como una falta administrativa, también hay que mencionar que en el caso de parejas de diversidad sexual y de género tienen menos apertura para mostrar afecto en espacios públicos debido a la discriminación, exclusión y violencia, como en el caso de dos turistas gay en Quintana Roo, la policía los detuvo por besarse en la playa, esto se consideró como un acto homofóbico.
Entrevista: experiencia distante
Retomando, el afecto en las parejas es muy común en el espacio público, ya que estas prácticas se han normalizado. Es por eso que el distanciamiento y el confinamiento nos da cuenta sobre el comportamiento de las parejas, si ha mejorado, empeorado, o permanecido igual. Realicé una entrevista sobre la experiencia de las parejas en pandemia aunque parecía más una charla amena donde mis entrevistada/os me contaron anécdotas de su día a día, forma de organizarse, cambios y obstáculos que tuvieron que pasar. La mayoría de las entrevistas fue por llamada (por seguridad), fueron ocho personas, con parejas heterosexuales de 18 años en adelante.
Muestra de parejas que viven juntas el confinamiento
Cinco entrevistados viven en el confinamiento con sus parejas, cuatro mujeres y dos hombres. Me di cuenta que las parejas tienen más diferencia que semejanza, hablaron desde su individualidad de lo que piensan y hacen. Para los cinco entrevistados hubo momentos culmine en la pandemia. El primer evento fue a inicio, se debió por las discusiones y problemas de adaptarse a la nueva normalidad, tuvieron que guardarse en casa, donde influyó el espacio físico del hogar por la falta de privacidad, y el hartazgo de convivir a diario, donde hubo roces y tensiones, Maru de 49 años menciona te das cuenta de todos tus defectos, y los defectos del otro, para la pareja de Maru quien “no creía” en la enfermedad, fue cuando le entró la desconfianza del que salía a trabajar pero no se protegía porque estaba sin cubre bocas, esto fue un problema para que Maru se separara por un tiempo de su pareja por el riesgo y el miedo a enfermarse. Bene de 42 años me comentó que tuvo ansiedad por la enfermedad, el Covid me puso a pensar en la vida ¡cómo se va!…temía por mi niña de un año y seis meses tan chiquita que esta… decía: no me puedo morir ahorita mi niña me necesita, Dios dame la fuerza. Con respecto a esto y metiéndome al género en las relaciones, donde el trabajo doméstico se hizo visible sobre la carga en las mujeres como en el caso de Bene problemas de ayudar a recoger, ayudar a lavar trastes, limpiar diario, estaba más tensa por el Covid al inicio preocupada por la limpieza e higiene del hogar, porque hay que cuidarse. Si bien, en estas labores la participación de los hombres era mínima, o en el caso de Susan nos dice que no quería adjudicar el papel de madre en mi pareja, ya que el trabajo debe ser igual, tuvieron que cambiar la dinámica y pedir la ayuda porque solas se sentían “estresadas y enojadas”.
Con respecto al ámbito familiar es que durante la pandemia hubo un aumento del 22% de llamadas del 911, o sea hay 150 llamadas por hora por violencia familiar y doméstica, como también creció el número de feminicidios con 11 mujeres al día victimas por violencia de género, el encierro puede salvarte del virus, pero no siempre es salvación para las víctimas de violencia en casa. El segundo momento fue al preguntar si ¿la pandemia cambió la comunicación con tú pareja?, respondieron que no, sino, que esto los hizo volverse más sinceros, para apoyarse, hablar desde lo que les disgustaba o de lo que no se atrevían a decir, fue poco a poco irse reincorporándose en la pandemia. Para salir de esta hay que estar juntos” dijo Bene.
También hablaron de su individualidad, por ejemplo, Adrián con 28 años le gusta más estar en casa que salir, dice que no le afectó tanto la pandemia, yo vivía en Veracruz en un pueblito, y sinceramente la vida de pueblo es mucho más tranquila, de cierta forma la pandemia me ayudó a no estresarme mucho en la ciudad por el transporte, sin embargo esto trajó una discusión con su pareja es que yo soy de casa y mi esposa es mas de salir, cotorrear, caminar… se enojá conmigo por lo del trabajo que no lo dejó y por no querer salir de mi cueva (Adrián), las diferencias entre las parejas trae discusiones.
Las cinco parejas han salido más en este periodo de 2021, ya no se sienten con tanto miedo solo esperan a que acabe y seguir los protocolos de higiene.
Muestra de las personas que lo viven a distancia
Los que no viven con su pareja que son tres (incluyéndome), parejas heterosexuales, 18 años en adelante. Los que no conviven físicamente o conviven menos, por fortuna en la era de la comunicación, el internet y las redes digitales hacen más accesible comunicarse con su pareja, especialmente los jóvenes donde la mayoría no vive con sus parejas y buscan la forma de relacionarse.
La razón por la cual están a distancia es por la pandemia, y por seguir con el cuidado de la familia, el miedo a contagiar a familiares en riesgo y con vulnerabilidad como las personas de la tercera edad, mi padre tuvo coronavirus y temo a que se re-infecte por qué le dejó dañado el pulmón y el corazón” (Andrea 20 años). Por ello utilizan medios de comunicación “también crear distancia artificial, así como organizar el día, expresar, afectos, deseos, confesiones o incluso simular la cohabitación, cuando se trata de parejas a distancia (Cantó-Milá; Nuñez y Seebach, 2014). Si bien las parejas se logran ver y convivir físicamente una vez a la semana o dos veces al mes. Y todo depende de cómo se siente cada quien, es decir si ven viable poder ir a su casa sino creen tener síntomas o salieron en esos días.
Al no ver a tú enamorado/a puede traer recuerdos del antes e incluso extrañar estar, sentir y hablar con la pareja, sí, extraño a mi pareja, a veces quisiera darle un beso cuando hay discusiones quiero decirle que todo está bien, cuando tuvo una pérdida familiar poder darle consuelo y a veces me frustra no estar ahí (Melina, 20 años). En tiempo de pandemia la muerte y el duelo también se comparte, las parejas tratan de “estar ahí”, lo mejor posible en esos eventos desafortunados aunque no sea lo mismo.
Cuando se encuentran los enamorados no hay mucho que hacer, vemos películas, nos tomamos fotos, hablamos o namas salimos a caminar por la cuadra, para mi cada momento con mi pareja lo disfruto por qué no sé sabe cuándo lo vuelva a ver, aunque sea dos horas, poder compartir con su compañía me hace feliz y se me hace más llevadero el encierro. También hay llamadas, videollamadas y mensajes de texto, y ayuda a que esto no sea tan rutinario.
Aunque las tecnologías logren potencializar la intimidad y la expresión emocional tiene limitaciones como la ausencia de corporalidad y el consecuente roce de los cuerpos propios de las relaciones íntimas (Rodríguez & Rodríguez Zeyda,2020:241).
Por otra parte, hubo un alza de divorcios en cuarentena, pero este dato ya se veía venir porque según el INEGI, reveló que en la última década la tasa de divorcios en México se elevó 57.26 por ciento. Y tenemos datos del 2019 que se reportaron un total de 160 mil 107 divorcios, un nivel de 18.4 separaciones para cada 10 mil habitantes. Superior al 11.7 registrado en el año 2010. INEGI detalló que el 47 por ciento de los matrimonios han durado entre 6 y 20 años, de acuerdo a los datos del 2019. Casi un tercio, el 30% se separaron después de los 20 años, mientras que 1 de cada 5 duraron menos de un año(Álvarez, 2020). Las separaciones nos revelan que tras la violencia familiar y la transgresión emocional el divorcio es la solución que han tomado las parejas.
Viendo los casos desde lo corporal
Abordando la corporalidad, la/os entrevistados mencionaron que es importante el contacto físico, porque “sino, serían, extraños o amigos, “no todas son palabras, se necesita el cariño, pecho con pecho, cara con cara”. “Si, somos sociables que tienen que transmitir emociones a través del contacto físico, espiritual, emocional, psicológico”, “no siempre se necesita, el confinamiento es buscar propios espacios por el estrés”.
La intimidad, para las personas que viven juntos y no se ven tanto por la distancia física y la accesibilidad, así como la búsqueda del espacio privado. Pero las personas a distancia desean la privacidad para la intimidad ya que es casi imposible en la casa familiar o en la calle, donde no se sienten tan cómodos.
Según datos obtenidos por Rodríguez & Rodríguez (2020), los jóvenes en su vida sexual tienen “cambios negativos con frecuencia debido a la satisfacción de la pareja, el bienestar personal y sobre todo, la vida sexual” (2020: 241) dónde creció el 26.9% y desaparición de la pasión sexual. La crisis de la pareja es del 24.6%, siendo que sentimiento amoroso y el deseo vayan disminuyendo. Si bien estas prácticas sexuales es el reflejo de las emociones y corporalidad, donde “nuestras corporalidades tendrán que reaprender su relación con el espacio y las nuevas formas del tiempo”(2020).
Conclusión de los apasionadxs
Por último, la búsqueda de la afectividad e intimidad es acudir a enamorarse y re-namorarse, incluso de uno mismo, es una forma de resistencia en tiempos de pandemia donde se necesita el apapacho y ternura que como mencionan “el afecto es revolucionario”, acudir con el otro, te da significaciones y sentidos en la cotidianidad. Si bien, la cultura te apapacha entonces las emociones y sentimientos se tienen que compartir.
En estos tiempos difíciles, apapáchense.
Bibliografía
Ardévol, E. (2009) Las técnicas de los sentidos:transformaciones de la práctica antropológica. Buenos Aires, IDES, 7 de octubre, 2009. Documento de trabajo.
Douglas, M., (1978) Símbolos Naturales, Exploración en cosmología, Madrid, Alianza,1978.
González, A. & Jiménez, P. (2014) Las prácticas afectivas en una sociedad global. Delimitaciones teóricas y metodológicas para comprender el fenómeno en México, Revista Mexicana de Opinión Pública, julio - diciembre 2014, ISSN 1870-7300, pp. 89-109
Le, Breton, D. (2010) Cuerpo Sensible, Ed. Metales Pesados, Santiago de Chile, 2010
Maus, M. (1979) Técnicas y movimientos corporales Sociología y Antropología, Madrid, Tecno, 1936
Rodríguez, T, & Rodriguez Z., (2020) Articulo: Intimidad y relaciones de pareja durante la pandemia de la COVID-19 en Guadalajara, Conacyt, 2020.